DE ORUGA A MARIPOSA.



A principios del mes de Marzo, caminando junto a una carretera, me encontré en una valla una crisálida. Mi curiosidad infantil  me obligó a cogerla para llevarla a casa, mientras mi yo adulto me decía que no está nada bien intervenir en la naturaleza de ese modo. Pero con la escusa barata de que nuestra pequeña observase la mágica transformación de esa "casa de oruga" en mariposa, me la llevé.
La metimos en una caja y la dejamos en un riconcito de la cocina. Cada día levantábamos una vez la tapa un poquito para comprobar que aún era una crisálida y no una hermosa mariposa.
Muy pocos días después se me ocurrió dejar la tapa de la caja levantada junto a la ventana para que le diese el sol, y nos marchamos de paseo. Para nuestra sorpresa fue entonces cuando nació la mariposa!!!.



(Sobre el papel blanco está el capullo de esta mariposa)

Me sorprendí tanto con el hallazgo yo como nuestra hija. Era ENORME y con un colorido precioso. No recuerdo haber visto nunca ninguna igual. Cuando entré en la cocina y la vi me asusté al encontrarmela de golpe apoyada sobre el borde de la caja. Además de la sorpresa por lo hermosa que era, descubrí y aprendí cosas nuevas. Por ejemplo, que dentro del capullo ahí una sustancia viscosa, o que apenas abren un pequeño agujero para salir.
Nuestra hija quedó maravillada por la MARIPOSA.
Durante los días en que aún era un capullo, habíamos hablado de ellas. Habíamos dibujado una oruga, una crisálida y una mariposa. Habíamos dibujado flores y yo me había buscado información sobre cada una de sus partes (ya no las recordaba) para poder explicarle algunas cosillas sobre ellas. También hicimos flores e insectos de plastilina. Incluso me pidió que hiciésemos un disfraz de mariquita, que nos hicimos de cartulina y nos quedó monísimo.
Total, que tener en casa esta mariposa nos dio mucho mucho juego.
Además hablamos del respeto a los animales, sean del tamaño que sean y de la naturaleza en general. Y fue Ella, nuestra sabia pequeñuela, la que nos pidió llevarla al campo de casa de la abuelita.





Al descubrirla era ya de noche y aún no había abierto las alas del todo, así que la dejamos descansar tranquila en la tapa de la caja como la habíamos encontrado. A la mañana siguiente la dejamos sobre las flores de nuestro pequeño mini-jardín urbano mientras desayunábamos y curiosamente no se marchó volando. Después la volvimos a meter en la caja y nos la llevamos a casa de la abuelita. Donde la dejamos en un lugar ideal para que pudiese ir y venir de flor en flor, y poco después de ponerla sobre estas hierbas se marchó revoloteando.


Fue una experiencia emocionante de verdad para toda la familia. Y sigo pensando, y ahora con más firmeza, que no debemos intervenir en éste, ni en ningún otro tipo de procesos de la naturaleza.



                                              
 
 
 
 Intente encontrar en internet el nombre de ésta especie en concreto, pero no lo conseguí. Así que si ahi por aquí algún entendido en la materia, agradeceremos su colaboración.
;)

Mami.

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