La historia de esta cueva:
Mami.
En un principio fue ocupada por piratas, luego a principios del siglo XX sirvió de almacén para los contrabandistas de la zona, dónde almacenaban artículos de primera necesidad cómo café, azúcar, aceite, etc. Izaban las mercancías desde el mar y las almacenaban utilizando una entrada de muy difícil acceso en una pared escarpadísima. La cueva era ideal para estos fines pues dispone de miles de kilómetros de galerías, y aún se pueden observar las marcas de pinturas roja o negra que utilizaban cuando tenían que salir huyendo.
El acceso actual a la cueva ya no se hace por la entrada original, si no por una abertura realizada a unos diez metros del nivel del mar. Las vistas desde este punto son maravillosas, el mar que nos baña esta isla es increíblemente transparente y además la zona está rodeada de hermosos y frondosos pinares.
Actualmente la cueva se ha fosilizado por la falta de humedad (excepto en las galerías inferiores en las que todavía transcurre el agua), lo que significa que con el paso del tiempo acabaran desapareciendo las estalagmitas y estalactitas que la decoran.
El acceso actual a la cueva ya no se hace por la entrada original, si no por una abertura realizada a unos diez metros del nivel del mar. Las vistas desde este punto son maravillosas, el mar que nos baña esta isla es increíblemente transparente y además la zona está rodeada de hermosos y frondosos pinares.
Actualmente la cueva se ha fosilizado por la falta de humedad (excepto en las galerías inferiores en las que todavía transcurre el agua), lo que significa que con el paso del tiempo acabaran desapareciendo las estalagmitas y estalactitas que la decoran.
Nuestra visita:
Se nos ocurrió que para hacer algo diferente podríamos visitarla, la zona en donde está ubicada la cueva es un paraje natural bastante salvaje aún. La caminata que hay que hacer para acceder desde el parking hasta la entrada dura unos cinco minutos, pero caminar con ese olor a pino y a agua marina te recarga de energía para varias horas.
La verdad es que la visita a la cueva no fue tan agradable como habíamos imaginado porque a la peque no le agradó mucho. Nos preguntamos qué es lo que no le gustó, si la semi-oscuridad, el estar rodeados de tierra, las energías del lugar,... Le hicimos la pregunta a ella, pero no supo expresarnos la respuesta. Pensamos que quizás sea algo instintivo, una forma natural de evitar algún peligro que nuestros antepasados pudiesen correr en lugares así.
De todas formas volveremos a visitar la cueva cuando Ella pueda decirnos si le apetece hacerlo, esta vez ha sido demasiado pronto.
Mami.
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