Un día en la granja

A nuestra Pequeña le encantan los animales, pero sobre todo los de granja. Y aprovechando el día libre de Papi se nos ocurrió llevarla a una granja. Ya habíamos estado en contacto antes con caballos, cabras, ovejas, gallinas,... pero nunca con vacas.















Comenzamos visitando los caballos. Primero vimos los que pacían en el bosque. Daba una sensación bastante natural verlos en ese entorno, además tuvimos la suerte de ver alguna yegua con su potrillo.
Después visitamos las cuadras. Así la Peque pudo ver dónde duermen los caballos, dónde y con qué utensilios los asean, y algún que otro gato mimoso que nos perseguía pidiendo caricias que ella le daba encantada.


















Tuvimos la suerte de encontrar un rincón repleto de herraduras donde Papi estuvo explicándole la utilidad que tienen y lo necesarias que pueden ser para los caballos. Estuvimos buscando huellas en la tierra y comprobando si correspondían a la talla de herradura que llevábamos. Luego pusimos también las de nuestros zapatos, jeje. La historia terminó como veis, probándonos herraduras.


Y después visita a la vaquería. A pocos metros de las cuadras. Esta visita nos resultó tan sorprendente a nosotros tres como a las mismas vacas, ya que resultamos ser una distracción para ellas, que se acercaban corriendo a vernos.




El tamaño de las vacas es IMPRESIONANTE. Papi y Yo ya las habíamos visto alguna vez pero nos volvieron a sorprender con sus dimensiones. Encontramos unas balas de paja que nos sirvieron para explicarle a nuestra niña de qué se alimentan estos animales, y de paso pudimos darles algo de merendar. Además encontramos el lugar dónde las estaban ordeñando, y aunque era de manera mecánica, fue muy interesante.
Una anécdota curiosa es que las vacas salían de la zona donde son ordeñadas y ellas solas regresaban a sus diferentes corrales.


Mami.

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