27 cosas que deben haber experimentado los niños antes de los seis años.



Trepar por los árboles:
Y dicen "por los árboles". El parque de juegos infantil no cuenta, ¿ok, mamis?. No resulta igual de atractivo ni provoca la misma satisfacción trepar por unas instalaciones diseñadas para ese fin, que conseguir encaramarse a las ramas de un ábol, algo vivo, en plena naturaleza y entre comillas peligroso. Subir a un árbol es un logro mayúsculo para un niño. (No es lo mismo hacer rápel por un rocódromo que hacerlo en pleno barranco).

Jugar en hierba alta:
Esconderse entre las hojas. Retozar sobre ella. Correr sintiendo como tu cuerpo se abre paso por esa selva abrupta. ¿No debe ser todo un deleite?.

Saltar charcos:
¿Quién no lo ha hecho de niño y no lo ha disfrutado?. Entonces, no dejemos que nuestra retorcida mente de adultos impida a nuestros hijos hacerlo también. Ningún resfriado es tan grave como para ser motivo suficiente. Además unas buenas botas de agua y ropa de recambio en el bolso serán suficientes para esas mamis que tengan miedo a las enfermedades.

Caerse al agua:
Yo no tengo la suerte de haber gozado de esa experiencia. Pero mi marido y mi hermana sí que lo han hecho. Él se cayó al mar en el puerto jugando con la bicicleta y es una de las anécdotas de su infancia que más a escuchado nuestra hija. Mi hermana se dió un chapuzón en nuestra fuente por una "imprudencia" de su hermana mayor (esa soy yo, jiji), y también lo recuerda ahora como algo muy especial. Caerse al agua es algo inevitable, los niños juegan y corretean sin pensar en las posibles consecuencias así que no riñamos a los pequeños que les suceda y riamonos con ellos porque desde luego cuando sean adultos lo verán como algo singular y llamativo.

Caminar descalzo sobre la nieve:
¡Qué locura!, ¿verdad?. Pues yo madre responsable, me muero de ganas de sentir ese frío en mis pies. Seguro que te recorre el cuerpo una sensación exorbitante de vida. Así que cuando tengamos la oportunidad seré yo la que invite a mis hijos a quitarse los zapatos y descubrir la textura de la nieve con sus pies.

Y así una tras otra de estas actividades. Todas tan atractivas ante la mirada de un niño. Cada una de ellas será un enriquecedor regalo que los exaltará, cautivará y hará sentir afortunados. Permitamos que nuestros hijos crezcan en la abundancia de estas emociones de felicidad.


Mami.

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